jueves, 19 de diciembre de 2013

David Livigstone

Médico y misionero británico que inició la exploración del interior de África (Blantyre, Escocia, 1813 - Chitambo, Zambia, 1873). Procedente de una familia pobre, sacó adelante sus estudios de Medicina en la Universidad de Glasgow y se enroló en la Sociedad Misionera de Londres movido por sentimientos religiosos (fue ordenado sacerdote protestante en 1840).

A petición propia, fue destinado al sur de África en 1841. Desde allí se adentró hacia el norte en la actual Botswana, predicando la religión cristiana y explorando territorios desconocidos en medio de graves peligros. En 1852-54 atravesó el desierto de Kalahari hasta conectar El Cabo con Luanda, capital de la colonia portuguesa de Angola; desde allí, rechazando las invitaciones para que regresara a Inglaterra y, a pesar de sus problemas de salud, inició una nueva travesía del Atlántico al Índico, uniendo Angola con Mozambique a través del río Zambeze (1854-56).

Durante su posterior estancia en Inglaterra fue premiado y recibido por la reina, convirtiéndose en un héroe popular. Sus escritos y conferencias despertaron el interés por el misterioso continente africano en todo el mundo, incitando a la posterior carrera colonial por el reparto de su dominio entre las potencias europeas; no obstante, las intenciones del propio Livingstone fueron siempre pacíficas, impulsando el conocimiento científico del continente, el establecimiento de relaciones amistosas con los pueblos indígenas y la erradicación de la esclavitud.



El gobierno británico financió un segundo viaje para explorar el Zambeze como vía de penetración hacia el interior de África en 1858-64; pero las múltiples cataratas que descubrió frustraron el proyecto. Un tercer viaje, financiado por la Real Sociedad Geográfica en 1865-73, le llevó a explorar las regiones en torno a los lagos Nyasa y Tanganika.


En 1871 circuló en Occidente la noticia de que Livingstone se había perdido y dos periódicos enviaron en su búsqueda a Henry Stanley; éste se internó en el África oriental y encontró a Livingstone en Ujiji, a orillas del lago Tanganika. Pero no consiguió convencerle para que regresara y, tras aprovisionarle, ambos se separaron en 1872. Mientras Stanley continuaba su exploración por el río Congo, Livingstone siguió su camino y falleció un año más tarde de muerte natural.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Henry Morton Stanley

Nació en Londres en 1841. Fue un explorador británico. Tuvo una infancia muy difícil: tratado con dureza por su padre e incluso encerrado en una casa de corrección, logró huir a los quince años. 

En 1859 llegó a América, donde fue adoptado por un comerciante al que conoció en Nueva Orleáns y que le dio su nombre. Estallada la guerra civil, participó en ella, y combatió primeramente en las filas de los confederados, y luego, hecho prisionero por el enemigo, ingresó en las de la Unión. Terminado el conflicto bélico, se inclinó al periodismo y fue enviado especial del New York Herald.



Aficionado a los viajes y atraído por las aventuras, dirigió en 1869 una expedición que partió hacia el África en busca del misionero escocés David Livingstone, a quien halló en 1871 en Ujiji; con él exploró el lago Tanganika. De tal empresa dio una amplia información en el libro Cómo encontré a Livingstone (1872). Tras la muerte del escocés (1873), cuyo valioso material, contenido en los diarios y las cartas, reunió y llevó a Londres, prosiguió su obra luchando contra la esclavitud y realizando otras exploraciones. 

En 1874 volvió al África, donde permaneció hasta 1877; gracias al apoyo económico de Bennett y lord Burnham, director del Daily Telegraph, llevó a cabo las expediciones más importantes de cuantas se hayan efectuado por el Continente Negro, trascendentales no sólo en cuanto al punto de vista geográfico, sino también por su relación con la política y la economía del ámbito africano del imperialismo. Se deben a Stanley el conocimiento de las fuentes del Nilo y de los lagos Victoria Nyanza y Tanganika, y la navegación por el río Congo hasta el mar. La historia de tales empresas, llevadas a cabo entre graves dificultades, aparece narrada en el volumen A través del Continente Negro (Through the Dark Continent, 1878).



Enviado por el gobierno belga, regresó al África en 1879 y permaneció durante cinco años en el Congo, donde hizo construir caminos y bases y estableció líneas de navegación fluvial; fruto de su obra fue el Estado Libre del Congo. Refiere la historia de este acontecimiento el libro titulado precisamente El Congo y la fundación de su Estado Libre (1885). En el volumen En el África más tenebrosa (1890) narró Stanley, en cambio, las aventuras de sus viajes a las regiones ecuatoriales, realizados para el establecimiento en ellas de un protectorado inglés.


Recibido con grandes honores a su regreso a Inglaterra, y tras dar un ciclo de conferencias en Australia y América, recobró la ciudadanía británica y fue elegido miembro del Parlamento en 1895. A partir de 1897, tras su última expedición al África, no se alejó ya de Inglaterra. Puso fin a su actividad de escritor con la publicación de otros dos libros: Mis primeros viajes y mis aventuras en América y Asia (My Early Travels and Adventures in America and Asia, 1895) y A través del África meridional (Through South Africa, 1898).


Más que a la producción literaria, la fama de Stanley queda vinculada a las empresas que llevó a cabo, que le convierten en el más importante de los exploradores africanos. Poseedor de una voluntad tenaz y apoyado en sólidos principios morales, realizó a conciencia en África una misión propia de sentido cultural y cristiano.

Stanley murió en Londres el 10 de Mayo de 1904. 




Nelson Mandela